En medio de un clima económico poco favorecedor y un entorno tecnológico más desarrollado que nunca antes, la aparición de nuevas marcas se ha disparado. ¿Cómo saber entonces dónde invertir nuestro dinero? ¿Qué poder alberga el consumidor, si alberga alguno? En este artículo reflexionamos sobre la situación global actual y el porqué de apostar por unos negocios en favor de otros.
A la pregunta «¿está el mundo en medio de una crisis económica?» muchos expertos coinciden en que existen múltiples factores que confirman lo que ya sospechábamos. La inflación galopante y las políticas monetarias agresivas son solo algunos de los catalizadores de esta circunstancia. A esto se suma la puesta de manifiesto de la incertidumbre en la que realmente vivimos, enfatizada por la COVID-19.
La paradoja actual: peor economía, más marcas
Por mucho que hayamos progresado y tengamos millones de maneras para prever el futuro, siempre va a haber ciertos hechos que se nos van a escapar, y la pandemia fue sin duda uno de ellos para muchos. Sin embargo, aunque haya quien afirme que nos encontramos en la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo tecnológico y científico que experimentamos hoy en día hace posible algunas paradojas. ¿Cómo puede ser que en un clima tan árido cada vez surjan más marcas?
Si bien es cierto que es un periodo económico difícil, también lo es que en la era de las comunicaciones el auge de los e-commerce hace posible que crear una marca esté al alcance de nuestra mano, de la de todos. Es tan fácil como crear una identidad visual en Canva y abrir una cuenta de Instagram. De hecho, si no se quiere configurar una web para el negocio no hay ni siquiera por qué hacerlo, ya que a través de las plataformas sociales se tiene acceso a la compraventa directa.
Como vemos, la inversión es mínima y el beneficio puede llegar a ser muy alto. También hay que tener en cuenta que somos más humanos que nunca en el planeta, y que gran parte de la población tiene acceso a Internet, y por tanto, a estas herramientas.
Pero…¿cuánto vale una marca hoy en día?
Además del desalentador panorama económico, hay que contar con que nos encontramos en la era de la información, y cada día recibimos estímulos constantes. Por tanto, es muy común sentir que nos sobrepasan los datos, que nos encontramos sepultados por un exceso de información. Los usuarios prestan cada vez menos atención y se sienten menos impresionados con lo que ven.
Una marca vale, nada más y nada menos que la imagen que perciben los consumidores de ella. Sobre todo actualmente que la generación Z forma gran parte del público objetivo que interesa a muchas empresas, ya que esta audiencia suele poner los valores por delante de otros factores, como el precio. A esto se suma el hecho de que el clima hostil ha demostrado que hoy más que nunca el dinero es confianza, y con nuestro consumo decidimos quién lidera la economía.
De esta forma, si una empresa presenta un producto que tiene un precio elevado pero el público objetivo percibe unos valores que quiere apoyar, van a decantarse por consumirlo igualmente. Porque queremos que quienes decidan el futuro económico del mundo sean entidades que se preocupen más allá de sus propios beneficios. Pero de nada sirven los valores si no sabemos comunicarlos.
¿Cómo conseguir que el target llegue a consumir mi marca?
Después de haber establecido unos principios que se alineen con la misión y visión de nuestro negocio, hay que establecer un plan de comunicación. Debemos transmitir a nuestra audiencia en qué cree la empresa sin olvidarnos de presentar también las cualidades de los productos o servicios que ofrecemos. Es decir, para que un negocio cobre sentido y los clientes potenciales le hagan un espacio en sus vidas, y por lo tanto lo consuman, debemos establecer una fuerte conexión con ellos.
Las personas somos seres emocionales, por lo que a la hora de conectar con nuestros clientes, deberemos crear una historia y todo un imaginario alrededor de nuestra marca con los que la audiencia se pueda sentir identificada. El objetivo principal es entonces que se enamoren de nuestra marca, y solo después de esto empezarán a adquirir lo que ofrezcamos. Por ello, debemos humanizar la marca lo más posible y hacer un esfuerzo por añadirle todas las cualidades deseables en una persona: honestidad o transparencia, profesionalidad, amabilidad, cercanía, etc.
Es importante recordar que las redes sociales y los sitios web juegan un papel fundamental en la imagen que se percibe de la empresa. Cuanto más activas, más presente estará la marca en el día a día de nuestro target, y cuanto más apoyo se brinde a los clientes, mejor posición se tendrá ante los ojos de estos.
Pero queremos saber también tu opinión, ¿piensas que la imagen que se tenga de una marca es un factor decisivo a la hora de consumirla? ¿Estamos siendo sepultados por excesos (de estímulos, de marcas, de noticias)?
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