Vivimos en la era de la creación. Las posibilidades que otorga la digitalización de nuestras vidas dan pie a que estemos generando un continuo flujo de contenido. Este hecho ha provocado el fenómeno de la ‘infoxicación‘. Estamos saturados de información. En ocasiones, el exceso de esta nos resulta abrumador y tedioso y muchas veces, ni siquiera prestamos atención a lo que estamos viendo. La ingente cantidad nos imposibilita consumir todo lo que queremos y el poco tiempo del que disponemos nos hace filtrar de forma automática lo que recibimos. Precisamente por esto, más que nunca debemos crear contenido interesante de calidad, si queremos tener éxito. Llamar la atención y conseguir que la gente invierta su preciado tiempo en escucharte es lo más complicado. ¿Cómo podemos revertir este panorama?
¿Qué debe tener un contenido interesante?
Lo primero que debemos comentar son los factores fundamentales que debe tener un contenido de valor para conseguir una respuesta positiva en los usuarios y generar engagement. Estas características no solo son eficientes para atraer seguidores sino también se valoran mucho por los buscadores, ya que ayudan a un mejor posicionamiento (y, por ende, visibilidad) de tu marca. Aunque son conocidos por todos los especialistas del marketing, la comunicación y el copywriting, no está de más que los revisemos:
- Originalidad: una autoría propia, reputada y fiable que produzca un contenido novedoso, que bebe de fuentes cualificadas. Mientras más irreverente y más aportes, mejor considerado serás por el público y por Google. Hay que tener en mente que buscamos conseguir share, leads o ventas. Eso solo puede ocurrir si los usuarios nos consideran dignos y respetables. Cuando contamos con esta confianza, obtendremos más visibilidad y mayor tasa de captación. Nuestros seguidores querrán difundir nuestra propuesta: involucrar a los clientes con las estrategias que sabemos que sirven para ellos es la mejor opción.
- Relevancia: se trata de abordar temas cruciales para tu público, tanto el fidelizado como el potencial. Para ello, debemos hacer un estudio que saque a la luz qué es lo que le importa a esa audiencia o qué les mueve emocionalmente. En este sentido, lo que nos incumbe es la índole informativa del contenido. Su configuración se basa en: una profunda investigación sobre el tema, la adquisición y despliegue de conocimientos especializados, aportar un contexto, el uso de vocabulario técnico, fuentes consistentes, etc. Es el lado periodístico del contenido. Los detalles deben estar muy cuidados. Si no se tiene el suficiente manejo de un tema es mejor no tratarlo. Nos limitaremos solo a las cuestiones en las que seamos expertos. Lo importante es poder aportar.
- Creatividad: aquí nos podemos conceder todas las licencias. No hay límites. De hecho, gracias a todas las aplicaciones que existen hoy día en cuanto a creación, la tarea se facilita. Tanto en texto como en formato visual, lo mejor es innovar. Añadir imágenes, gifs, vídeos, infografías, collages…La cuestión principal es la sorpresa. Es con esto con lo que conseguiremos llamar la atención y entretener. El impacto y la curiosidad se generan a través de las emociones. Debemos lograr un contenido que despierte los estímulos emocionales, porque cuando nuestra mente emite dichos impulsos propicia las ganas de transmitirlo y darlo a conocer. En definitiva, la creatividad promueve la difusión y el engagement.
¿Cómo visibilizar un contenido?
Una vez hemos conocido qué es lo que debe tener un contenido para que resulte de interés, no podemos dejar de lado el concepto de el share. Aunque las anteriores claves son de gran valor para que ocurra (porque gusta), entender el cómo y por qué se comparte la información será la guía en el proceso creativo para llegar al éxito. ¿Cuáles son las causas por las que un usuario decide difundir un contenido? La respuesta tiene está íntimamente relacionada con los mecanismos de adaptación y aceptación sociales.
- Motivación del círculo social: un usuario difunde ‘x’ según los intereses que tiene en común con las personas que le rodean, buscando aprobación y complicidad.
- Motivación personal: el acto de la difusión se haría con el objetivo de definirnos a nosotros mismos.
- Motivación empática: compartir contenido que consideras relevante para los demás, a modo de ayuda y unión.
- Motivación comunitaria: la transmisión se realiza por el deseo de nutrir relaciones, desarrollar lazos, sentirse parte de algo y por cercanía emocional.
Como ya hemos comprobado, lo más difícil es hacerse ver. Cuando consigues atraer el foco hacia a ti, debes aprovechar el momento. Nuestra meta es conservar ese posicionamiento y agrandarlo. Es un privilegio que alguien considere que mereces su tiempo. Por eso, es fundamental que devuelvas el favor creando contenido de calidad. Aportar es dejar huella. Tu voz te llevará al éxito.
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