¿Qué sentido tienen los showrooms en la era digital?

¿Qué sentido tienen los showrooms en la era digital?

Desde que surgieran las nuevas tecnologías, la relación entre marcas y consumidores ha cambiado innegablemente. Con la aparición de las redes sociales, entre otras plataformas, la comunicación entre dos actores es más estrecha y directa que nunca. Por este motivo, los tan apreciados y necesarios showrooms que en el pasado han servido para entablar relaciones entre marcas y minoristas y dar visibilidad a las colecciones de los diseñadores, entre otras cosas, hoy deben reinventarse para no convertirse en una herramienta desfasada de este sector.

Lejos queda ya la idea de showroom como espacio único de exposición. Ahora, estos negocios en plena transformación empiezan a ofrecer servicios multidisciplinares para captar la atención de los clientes y así reivindicar el motivo de su existencia. Servicios de personal shopper o de restauración son tan solo dos ejemplos de cómo la apuesta por la implementación de acciones – no obligatoriamente relacionadas con las labores tradicionales de estos negocios – puede ayudar no solo a mejorar la relación con los consumidores, sino incluso lograr aumentar las ventas de los productos. 

Y es que, a pesar de que los ecommerce funcionen ‘como un tiro’, aún existe un alto porcentaje de consumidores que prefieren experimentar personalmente, por ejemplo, el tacto de los productos que van a comprar.

Un aspecto que ya tratamos hace unas semanas en nuestro artículo ‘Pop up stores y flagships, la estrategia retail para enfrentar el ecommerce’, en el que hablamos de cómo una mejor experiencia de consumidor conseguirá competir con el comercio digital, y que también se puede extender a la transformación de estos negocios. 

Una oportunidad perfecta para aportar valor y personalidad a un negocio al poder fusionar una labor más comunicacional con otra más de venta. Y es que estos nuevos modelos de showrooms ya no focalizan sus esfuerzos en un solo cliente, sino que su intención es que tanto consumidores como minoristas comprendan la narrativa que representa a la marca y disfruten de la estética visual que les ofrecen. Además, si una lo piensa bien, otra de las ventajas que tiene dicha fusión de espacios es que los empresarios pueden incluso maximizar recursos al hacer converger ambos aspectos de su negocio en un mismo espacio físico. 

Entonces, respondiendo a la pregunta que ha dado pie a este artículo, podemos contestar que el sentido, o el futuro, si lo preferimos, de que los showrooms sigan existiendo se encuentra en poder ofrecer tanto a consumidores como a retails una experiencia más atractiva de compra y comunicación. Una oferta que en muchos casos lleva a un aumento de las ventas y que, además, genera un mayor engagement con los clientes al ofrecer un mayor contexto de la marca. Desaparece la función expresamente comunicativa para dar paso a un modelo de negocio más versátil que comunica de una forma diferente para establecer relaciones más cercanas y duraderas con todos sus clientes. 

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