El e-commerce ha experimentado un asombroso crecimiento en los últimos años. La desconfianza que rodeaba a este tipo de adquisiciones ya no existe. Las plataformas se han hecho más seguras, los tiempos de entrega se han reducido, el servicio al cliente y su experiencia de compra se han personalizado y ha mejorado…Todo ello sumado a la falta de tiempo que actualmente protagoniza nuestras vidas, han sido determinantes para que la compra online este más en alza que nunca.
Este servicio es capaz de superar cualquier barrera e inconveniente. En el actual estado de cuarentena en el que nos encontramos, la vía de venta por web cobra gran vigencia. Los negocios tradicionales han tenido que cerrar sus puertas y la crisis que se viene no tendrá precedentes. Un país paralizado. ¿Lo único que está en marcha y es fiable? el comercio a través de internet. Este es, ahora, una de las únicas posibilidades que tienen las empresas para mantener su flujo y no sufrir las consecuencias de la situación de alarma.
¿Por qué es fundamental el e-commerce para resistir a la crisis o salir de ella?
Las múltiples ventajas que lo caracterizan aseguran que el trabajo pueda seguir en marcha, pasa lo que pase, así como resulta más rentable y sencillo.
En primer lugar, es la opción más aconsejable para el emprendimiento. Te permite montar tu propia tienda sin necesidad de grandes inversiones y sin la necesidad de arriesgar tanto sin saber si funciona o cómo puede hacerlo. Además, el sencillo mantenimiento de las plataformas que dispones, su actualización automática, la posibilidad de personalización a gustos y necesidades que tenga uno y la facilidad de otorgar el servicio son un gran aliciente por la posibilidad de cambio constante, el control sobre todo y el abaratamiento de costes. Es decir, facilita el crecimiento de minoristas.
Para el mayorista, afianza su cartera de clientes y supone otro medio más para adquirir los bienes que ofrece, aparte de una mayor visibilidad. Por lo tanto, otro método de adquirir ingresos sin grandes complicaciones y de forma más inmediata.
No es esto lo único bueno. Al depender de toda una cadena de trabajo, asegura el puesto a muchísimas personas, como transportistas, desarrolladores web, diseñadores gráficos, contables, productores, etc.
La fórmula B2B (de empresas a empresas) permite la venta directa y automática a la cartera de clientes de la que ya se dispone. Por otro lado, el B2C (de empresa a cliente/consumidor) da la posibilidad de compra a cualquier usuario que quiera y circule por la web. En resumidas cuentas, amplía de manera exponencial el espectro de clientes del negocio por la globalización que caracteriza a la red. Más visibilidad, más conocimiento, más ventas, más posibilidad de fidelización.
Otras cualidades son su capacidad de actualización continua y momentánea, para renovar la plataforma desde la que das el servicio y adaptarla a las nuevas tendencias o mejorar la experiencia de compra. Esto se relaciona con el contacto directo que permite tener con los clientes, lo que hace la venta online más fiable, más personal, da la opción de comunicarte con ellos en caso de cualquier incidencia (y viceversa, o para responder a dudas), tu información o publicidad llegará de forma más directa a tus ya consumidores (una vez fidelizados, a través de redes sociales) y facilita el engagement, por todo lo anterior.
La mayor de las virtudes del e-commerce es que está disponible y funciona los 365 días del año, las 24 horas del día, hecho que aumenta si o si el volumen de ventas.
El comercio online es capaz de sacarnos de la crisis, no dudes en recurrir a él o puede ser tu momento para emprender.
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