17La pandemia ha hecho del eCommerce la única salida de muchos comercios y la forma más segura para consumir. Sin embargo, no todas las tiendas online están provistas de las mejores herramientas de mercadotecnia en internet, la mayoría de ellas por desconocimiento técnico. Uno de los mayores temores para la contabilidad y la logística de cualquier eCommerce, sobre todo si es pequeño, son las devoluciones online. Pero, ¿sabes que existen maneras muy sencillas de minimizarlas?
Pensemos ¿por qué hay consumidores que NECESITAN ir a la tienda y tocar los productos? Los seres humanos recibimos información a través de todos los sentidos. El tacto, el olfato y el gusto son ,de momento, imposibles de replicar en internet. Es por ello que los usuarios menos experimentados (conocidos como light users) no acaban de fiarse de la venta online ya que consideran que no están tomando una decisión de compra con toda la información necesaria.
Por tanto ¿qué es lo debemos trabajar en nuestro eCommerce de moda para ganarnos la confianza del consumidor? En resumen: LA INFORMACIÓN QUE DAMOS.
A continuación te damos 6 puntos clave para mejorar la información y el contenido de tu tienda online y hacer descender drásticamente el porcentaje de devoluciones:
1. Descripción técnica y detallada del producto.
No se trata solo de que si vendes una camiseta de manga corta digas que es una camiseta de manga corta. Eso está muy bien y ayudará a que Google indexe tu producto correctamente. Pero también es necesario hablar de su fit o corte, de la ligereza de su tejido, de sus acabados, etc. Todo aquellos detalles que supongan una simulación táctil y visual lo más fiel a la realidad.
2. Las palabras más adecuadas.
Todo dependerá del tono de voz de tu marca, pero por lo general deberás emplear términos populares, entendibles para la mayoría de tu público. La mayoría de veces este error viene por una falta de atención en el nombre de producto; algunos eCommerce pequeños, quizás por escasez de tiempo o recursos, utilizan el nombre que viene dado por el diseñador de la prenda. Este nombre no suele ser descriptivo sino clasificatorio. De esta manera nos encontramos con «Chaqueta Crosswind» en lugar de «Chaqueta cortavientos» o «Vestido Alanis» en lugar de «Vestido bohemio».
3. Composición.
Recuerda, en internet no existe el tacto. Por lo tanto hay que dejar clara la sensación que la prenda o accesorio va a producir en la piel. Prácticamente todos los usuarios conocen el tacto del algodón, la lana, la seda o el lino. Si la prenda está hecha de un material noble especifícalo. Y si el tejido es más complejo o técnico siempre será un plus el describir su textura. Por ejemplo: «100% Tencel: uno de los tejidos más respetuosos con el planeta, ligero y con un suave acabado, similar al de la seda o el melocotón.»
4. Color.
En más ocasiones de las que nos gustaría, los colores en web no son fieles a la realidad, sobre todo las gama de los rojos y los fucsias. Es importante, por un lado, que las fotos estén realizadas con luz blanca para que ningún otro tono interfiera en la percepción del color, para también es interesante introducir algún elemento de color puro para que se vea la diferencia. Por ejemplo, una manzana roja sobre un vestido fucsia. Pero más allá de la fotografía, también es clave indicar en color en nuestra descripción; lo ideal es etiquetarlo dentro de la gama a la que pertenece y más específicamente indicar el tono concreto. Por ejemplo: Marrón Camel.
5. Guía de tallas y/o medidas.
Uno de los aspectos que más devoluciones online genera. Las grandes marcas ya pusieron el foco en este problema hace tiempo, y ahora más que nunca continúan vertiendo esfuerzos para mejorarlo. Debes tener en cuenta que cada prenda, dependiendo de la procedencia de su fabricación, sigue un tallaje distinto (americano, europeo, británico). Así que lo mejor es que, a poder ser, siempre incluyas la medidas en centímetros.
6. Fotos desde todos los ángulos.
Más es más. Cuántos más posturas, más ángulos y más detalles muestres mejor. El único problema es que las fotos de buena calidad suelen pesar y ralentizar la carga de la web. Una muy buena solución es que, en lugar de cargarlas directamente en tu gestor de contenido, las alojes en un servidor externo.