La historia de la moda es un reflejo de la sociedad y los ideales que se impongan en ese momento, es decir, es la muestra de lo que se vive. Por ello, la moda ha pasado a lo largo de los años por muchos cambios: sociales, económicos, culturales y hasta políticos. Es por ello que el poder sobre ella ha sido muy cambiante durante su historia. En el siglo XIX, la moda estaba gobernada por la aristocracia y la alta burguesía, pero, con el paso del tiempo se ha experimentado una transformación evidente. Pero, ¿quién impone la moda actual? Para ello, debemos conocer un poco su historia antes.
Una breve historia de la moda
El siglo XIX fue uno de los más ricos en cuanto a moda se refiere. Es la época donde triunfan los primeros sastres con firma propia y aparecen las primeras revistas especializadas que contribuyen a democratizar la indumentaria. Durante 1790 y 1830 se comienza a generalizar el periódico y la prensa dedicada a la mujer.
En España, la primera revista fue llamada El periódico de las damas (1821). A lo largo del siglo se expanden cada vez más las revistas, quienes van a contribuir a democratizar la indumentaria. La prensa cumple un papel importante en el desarrollo de la industria textil, pues implanta en la sociedad el mensaje de consumir cada vez más moda y amplia el público.
El siglo XX, por su parte, se considera la era de los diseñadores, de la alta costura. La industria de la moda se expande más allá de la aristocracia, el resto de la sociedad puede pertenecer a ella de la misma manera. Gracias a la globalización, la moda pasó de ser una señal de identidad nacional a una industria de diseño de prendas.
En esta época, la moda es gobernada por los grandes diseñadores, aquellos que tenían el privilegio de mostrar sus colecciones en pasarelas de París, Nueva York, Milán y Londres. Los medios de comunicación de masas fueron considerados gobernantes también, pues gracias a ellos la moda tenía una difusión a nivel mundial. Así como los fotógrafos, quienes contribuyeron a la difusión y creación de tendencias.
De las pasarelas al algoritmo
Antes, la moda fluía de manera jerárquica: los diseñadores creaban, las revistas dictaban tendencias y el consumidor adoptaba lo impuesto. Sin embargo, la llegada de la digitalización y las redes sociales ha descentralizado ese poder, dando lugar a un ecosistema más diverso y fragmentado.
Hoy en día, los diseñadores siguen teniendo un papel clave, pero su influencia ha evolucionado. Las Fashion Weeks continúan marcando la pauta, pero no de manera exclusiva. Ahora, las tendencias se generan en diferentes frentes:
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Redes sociales e influencers: TikTok, Instagram y Pinterest son las nuevas plataformas donde se cocinan las tendencias. Un solo vídeo viral puede revivir una prenda vintage o imponer un nuevo color en cuestión de días. Los influencers, con su capacidad de conectar directamente con sus seguidores, han reemplazado en muchos casos a las revistas tradicionales como las nuevas «autoridades» en moda.
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Fast fashion y ultra fast fashion: marcas como Zara, Shein y H&M han democratizado la moda, acelerando la adopción de tendencias y eliminando la barrera entre lo exclusivo y lo accesible. Ya no hace falta esperar seis meses para ver una tendencia de pasarela en la calle; en cuestión de semanas (o días), está disponible en tiendas a nivel global.
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Comunidades digitales y consumidores empoderados: algunos foros especializados han creado comunidades donde los propios consumidores analizan, critican y reinventan la moda. Hoy, la opinión de un usuario puede tener más impacto que la mismísima Anna Wintour.
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Sostenibilidad y nuevos valores: la conciencia medioambiental y ética está redefiniendo la industria. Las generaciones más jóvenes, especialmente los Gen Z, priorizan marcas con valores sostenibles y producción responsable. Empresas como Patagonia y Stella McCartney han demostrado que la ética y la moda pueden ir de la mano, desafiando el modelo tradicional de consumo.
Entonces, ¿quién impone la moda?
Si antes el poder estaba concentrado en diseñadores y editores de moda, ahora se ha diversificado más. Los diseñadores siguen siendo visionarios, pero deben adaptarse a las demandas de un consumidor más informado y exigente. Los influencers y creadores de contenido son los nuevos prescriptores, marcando las tendencias en redes sociales. Las grandes marcas de fast fashion dictan el ritmo con su capacidad de producción y distribución masiva. Además, los consumidores tienen más voz que nunca, gracias a las plataformas digitales donde pueden opinar, cuestionar y viralizar. De la mano de esto, la sostenibilidad y la ética están cambiando las reglas del juego, poniendo en jaque a quienes no se adapten.
Como conclusión, podríamos decir que la moda presenta una evolución constante, pero a la vez es cíclica. Todo vuelve y cada vez más podemos detectarlo en las tendencias actuales, está de moda llevar prendas que ya se imponían el siglo XX o hasta incluso el XIX, con la tendencia actual de lucir corsés, por ejemplo. La industria textil actual se encuentra gobernada por las grandes empresas, las redes sociales, la publicidad y los influencers, que serán quienes marcarán las tendencias. Todo ello impulsado anteriormente por grandes diseñadores y lobbies.
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