¿Sabes lo que es el término purplewashing? ¿Consideras que el feminismo se está convirtiendo en un arma comercial para el sector de la moda? La lucha feminista lleva siglos en la sociedad actual, y hoy en día, con el fast fashion y el auge de las redes sociales, podemos ver un feminismo muy diferente al de hace más de cincuenta años. En las marcas de moda vemos cada vez más prendas que apoyan a la lucha feminista, sin embargo, después trabajan en condiciones pésimas, contribuyen a la explotación laboral de mujeres y ninguna mujer llega a puestos directivos altos.

El feminismo y la moda

La moda ha contribuido en la lucha feminista desde hace siglos y ha significado para las mujeres una herramienta importante en el movimiento. Durante la lucha sufragista, el color morado, que representaba la libertad, comenzó a hacerse popular en el movimiento. La diseñadora Coco Chanel ha sido una de las más relevantes en la lucha feminista: suprimió el corsé de la figura femenina, puso de moda el corte garçonne, inventó la bisutería y sobre todo fue la diseñadora que le puso pantalones a las mujeres.

El siglo XX ha supuesto uno de los más reivindicadores en el mundo de la moda por las mujeres. Nace el primer bikini, las mujeres comienzan a llevar pantalones, surge la minifalda, el esmoquin femenino… Es por todo esto y más, que el mundo de la moda y el feminismo siempre han estado de la mano.

Purplewashing

Hoy en día, la manera de consumir moda ha cambiado mucho respecto a hace un siglo y surgen nuevos conceptos relacionados. El fast fashion presenta un gran poder en la industria textil, por lo que los mensajes que transmiten con sus prendas van a lograr una repercusión y voz destacable.

Grandes empresas utilizan sus diseños y prendas para transmitir mensajes feministas y apoyar al movimiento. Sin embargo, cada vez son más personas las que se cuestionan la comercialización del feminismo, ¿porqué? De la misma forma que reivindican sus derechos, estas empresas cuentan con niñas y mujeres de países en vías de desarrollo trabajando en malas condiciones. De la misma forma que son hombres los que ocupan los cargos directivos, sin dar voz a las mujeres.

El término purplewashing hace referencia a este fenómeno. Las empresas lanzan mensajes feministas y “contribuyen” al movimiento a través de diseños que lancen frases como: «Todo el mundo debe ser feminista», «Las mujeres van a cambiar el mundo», o «Sí, soy feminista». Sin embargo, muchas de estas empresas no atribuyen ciertos derechos a las mujeres o simplemente no forman parte de altos cargos. Se podría decir que se trata de una comercialización del feminismo.

Comercialización del feminismo

La sociedad actual ha evolucionado respecto a hace años, la mujer ha logrado tener una igualdad en muchos aspectos con el hombre. Y, aunque aun falta mucho por hacer, la lucha feminista ha logrado una sociedad más avanzada y abierta. El mundo de la moda ha influido en el movimiento feminista desde sus inicios, gracias a diferentes hechos de siglos anteriores, la mujer cobra una importancia evidente.

El feminismo está tan presente en nuestra la sociedad y el mundo de la moda actual que cada vez son más las empresas las que promueven la lucha a través de sus diseños. Sin embargo, detrás de eso se han visto escándalos que van desde acosos, despidos por embarazo o explotación laboral. Es por ello que muchas personas llegan a considerar el feminismo como un movimiento comercial. Las empresas, con los mensajes feministas en sus diseños, logran mostrar una imagen limpia e igualitaria.  ¿Es el feminismo una táctica de venta? La que fue directora creativa de Dior, Maria Grazia Chiuri promovió en sus prendas el lema: «We Should All Be Feminists», comercializando el movimiento y convirtiéndolo en una tendencia más.

Movimientos como el #MeToo han intervenido en esta comercialización, ya que a raíz de él muchas firmas de moda han comenzado a lanzar piezas con mensajes empoderadores y feministas. Las empresas utilizan la ideología feminista para lavarle la cara a sus productos, con el propósito de enviar un mensaje positivo que empodere a las mujeres.

Al igual que la sostenibilidad, el feminismo vende, y cada vez son más las marcas que lo utilizan en sus campañas publicitarias y diseños para lograr una mayor comercialización y ventas. No todas las empresas que promueven la lucha feminista lo hacen por vender, debemos conocer los valores y ética de la empresa para saber si el feminismo que promueven es real o simplemente es comercial.

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