Seguro que si apostásemos algo a que las palabras «sostenibilidad» y «greenwashing» están en el top 3 de los términos que más se escuchan en la actualidad en el sector de la moda, ganaríamos la apuesta sin duda. El mundo actual, sobre todo después de la pandemia de 2020 que nos invitó a una reflexión generalizada, parece que está empezando a tomarse en serio el impacto que generamos en el planeta. Pero…¿todo lo que se vende como tal es realmente moda sostenible o es puro greenwashing? ¿Qué quiere decir este concepto? En este artículo desenmascaramos la cara de la supuesta «moda sostenible» y demás términos relacionados que aparecen constantemente en los medios.
La sostenibilidad está de moda
Evidentemente, cuando este concepto comenzó a ocupar la mente de los consumidores, las marcas enseguida tuvieron noticia de ello gracias a sus investigaciones de mercado y a empresas de pronóstico de tendencias como WGSN. Estos negocios van mucho más allá de la moda, se encargan de manera transversal de analizar infinidad de datos y así dictaminar qué va a ser relevante en un futuro.
De este modo, a medida que la moda sostenible ha ido cobrando relevancia son muchas las empresas que han decidido dar un paso adelante para cuidar del planeta…¿o no? Si bien es verdad que hoy en día existen marcas que ya nacieron con estos valores o precisamente a partir de ellos, también existen aquellas que no solo se han sumado recientemente a estas iniciativas, sino que en realidad no hacen lo que prometen.
La razón detrás de esta conducta está clara: el sector textil se mueve por tendencias. En un mundo en el que la eco-anxiety o «terror por que se produzca un cataclismo medioambiental» va siendo un problema más constante, la sostenibilidad es una solución, y es sumamente relevante. Es aquello que está a la última y que convence a los clientes e incluso los fideliza, por lo que cuanto antes la implementen las marcas, antes aumentarán sus ventas.
El famosísimo greenwashing
Este concepto inglés se usa para describir las prácticas de marketing que se usan con el fin de hacer creer a los consumidores que una empresa está tomando medidas sostenibles cuando en realidad no es así. De hecho, en la mayoría de ocasiones se aprovechan de que el cliente no puede saber si esa responsabilidad ecológica es efectiva o no.
Por ejemplo, si una empresa asegura que para 2030 va a reducir su impacto medioambiental, ya que no es algo que se pueda demostrar ahora mismo, no tenemos manera de saber si eso va a ser así. Por otro lado, si esa misma marca pide a sus consumidores que les devuelvan las prendas que ya no quieren, pero no se les explica qué se va a hacer exactamente con ellas ni hay pruebas de que se vayan a reciclar, probablemente estamos ante otro caso de greenwashing.
¿Tienen que ser todos los términos en inglés?
Como siempre decimos en iTrend, el inglés se ha convertido en un idioma puente entre todos los demás y está demostrado que ahorra costes a los negocios. Sin embargo, ya que los temas de los que estamos tratando en este artículo han venido para quedarse, deberíamos tener adaptaciones sólidas al español.
De hecho, los activistas están teniendo problemas en redes sociales para usar el término y poder posicionarse en el centro de la polémica. Entre las opciones que se barajan están:
- Ecoimpostura
- Lavado de imagen verde
- Ecopostureo
- Impostura verde/ecológica
- Ecoblanqueo
Sea como sea, el cambio climático es una realidad y las marcas deberían tomar verdadera consciencia de ello, y no solo para generar más ventas. En el planeta vivimos todos, y debemos encargarnos de cuidarlo entre todos. Es lógico que cada uno intente poner freno al problema medioambiental a su manera, pero al fin y al cabo los que más contaminan deberían poner aún más de su parte.
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