¿Cuántas veces te has oído pronunciar «no soy creativo«? La creatividad no es una disciplina en sí, ni una profesión, ni un don. La creatividad es una forma de vida y es una cualidad innata en el ser humano. Solo hay que saber cómo sacarla. ¿Quieres descubrir cómo de forma fácil?
Sin duda, la conferencia «La Escuela Mata La Creatividad» que Ken Robinson nos regaló en TED 2006 marcó un antes y un después en el planteamiento de la educación. «Si tienes miedo a equivocarte jamás harás nada original» dice Robinson. Precisamente nos enseñan a memorizar para dar la respuesta exacta, para no salirnos del camino. Nos alinean hacia la consecución de unos objetivos predeterminados. Esto es totalmente contrario a la creatividad y, por ende, a la naturaleza humana.
Se tiende a pensar que la creatividad es una materia que se tiene que aprender, dígase como la creatividad publicitaria. Parece que si no te dedicas a una profesión artística no puedes ser creativo. Sin embargo, los grandes científicos no han destacado por ser los mejores de su clase sino por hacer uso de la creatividad para explorar nuevos caminos.
Por tanto, cada vez que te preguntes «¿soy creativo?» pregúntate también «¿puedo sentir?». Lejos de ser absurdo, es una obviedad ya que ambas cualidades son innatas.
No obstante, la rutina y la falta de motivación pueden reprimir esa creatividad, al igual que la falta de comunicación con otras personas puede reprimir las emociones. Por eso, hoy te traemos algunas técnicas para que puedas sacarle brillo a tu creatividad y no caer en la desidia:
1 – Apunta alto
Es que, y sí, pero están prohibidos en la primera fase de una tormenta de ideas. En las sesiones de brainstorming se comienza por las ideas más locas y grandes para luego ir bajándolas a la tierra. Si empiezas a cortarte las alas desde el principio nunca sabrás lo alto que puedes volar.
2 – Diviértete
«No dejamos de jugar porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de jugar«. Esta genial frase de Bernard Shaw demuestra que la juventud mental está intrínsecamente ligada a nuestra actividad. Un cerebro creativo es un cerebro activo. Busca actividades que te hagan olvidar la edad que tienes y no te dejes llevar por los estereotipos sociales. Y, por supuesto, haz oídos sordos a frases como «con lo mayor que eres» «ya no tienes edad para esas tonterías».
3 – Desconecta de la tecnología
Aunque sabemos que Internet es una inmensa fuente de inspiración también lo es de la procrastinación. La saturación de información nos produce ruido mental y no nos deja pensar con claridad. Un fin de semana de retiro, la práctica de mindfulness o simplemente ponerle un horario a tu móvil te ayudarán a desintoxicarte. Una práctica muy útil es dejar el móvil a cierta hora de la tarde, apartado de tu lugar de descanso, y no volverlo a coger hasta la mañana siguiente al menos hasta el desayuno. Y, por supuesto, prohibido dejarlo en la mesilla de noche (mejor comprar un despertador con sonidos de naturaleza).
4 – Menos es más
Probablemente estés buscando técnicas de creatividad para tu trabajo o la felicidad en tu día a día. Pero lo cierto es que el mayor potencial creativo se produce en situaciones de máxima necesidad. De hecho, los mayores avances del ser humano son fruto de la escasez de recursos. Así que, si tienes algo en mente no salgas corriendo a la tienda a por todo lo necesario (e innecesario). Intenta apañarte con lo que tienes y conseguirás resultados increíbles (además de estar explotando al máximo tu creatividad).
iTrend