Nacidos entre 1980 y el año 2000, los millennials, también conocidos como la “generación Peter Pan”, se caracterizan por su estrecha relación con la comunicación digital, su visión del trabajo -más como un medio y no un fin- y, entre otras cosas, por sus preferencias a la hora de consumir.

Los negocios pequeños dirigidos por emprendedores locales parecen haberse convertido en los favoritos de este grupo de consumidores, más críticos y exigentes que generaciones anteriores. Porque, si bien no todos están interesados en ser sus propios jefes, parece ser un rasgo identitario el gusto de esta generación por el emprendimiento; y una de las formas en las que se presenta es mediante el apoyo a aquellos otros millennials que sí se han atrevido a dar el paso.

Según señala el Observatorio Mundial del Emprendimiento, las nuevas generaciones disponen de más facilidades para abrir su propio negocio. Tanto los Millennials como la Generación Z están asumiendo los mandos del emprendimiento y crean proyectos cada vez más sólidos.

En Estados Unidos, por ejemplo, un tercio de esta generación se ha atrevido a iniciar su propio negocio; y el 75% daría el paso si supiese que iba a tener el apoyo económico necesario. En España, la actitud positiva ante el emprendimiento es inferior tanto a la media europea como a la media mundial. Sin embargo, podemos decir que a nivel europeo España es el único país que tiene dos ciudades entre el top 10 de hubs de emprendimiento: Madrid y Barcelona. Se sitúa a día de hoy en su nivel más alto históricamente, gracias a esta generación cada vez más interesada -y abocada- al autoempleo.  Se ha registrado un ritmo mayor de creación de empresas al de antes de la pandemia. Además, el emprendimiento digital femenino ha crecido en el último año un 19%, donde las mujeres sólo se deciden a emprender cuando están muy seguras.

Por este punto de vista positivo hacia el emprendimiento y por, como ya hemos visto, otros factores, como la importancia del contexto que rodea a las empresas,

los millennials apuestan por los pequeños comercios que cuentan historias y en los que pueden encontrar calidad y ética por encima del volumen de producción.

La cantidad de artículos que hablan acerca de lo egoísta, lo narcisista que es esta generación, podría verse en problemas ante esta lógica de consumo que están demostrando tener los millennials. ¿Cómo encajan ambos adjetivos con una generación que, cada vez más, tiende a apoyar los comercios donde no solo importa el qué se vende sino cómo se ha fabricado? De hecho, este razonamiento parece demostrar que la generación millennial, lejos de mirarse únicamente el ombligo, está rompiendo los moldes y creando nuevas reglas en una sociedad en cierta forma corrompida por el consumo. 

Estos son algunos de los negocios que están triunfando en nuestro país:

Mercados de barrio

Los pequeños mercados y, en especial, los mercados ecológicos se han puesto de moda y cada vez son más las personas que optan por hacer sus compras en los locales de barrio antes que en grandes superficies. ¿Los encargados del despegue de este tipo de consumo más “típico” o incluso “antiguo”? Por supuesto, los millennials. Su interés por la salud y el origen de los alimentos les ha llevado a realizar sus compras y, por tanto, impulsar aquellas empresas en las que pueden saber con mayor facilidad el origen de los productos que incluyen en sus dietas.

Cafeterías VS cadenas 

Las grandes cadenas de cafeterías están perdiendo terreno frente a los pequeños negocios que, cada vez más, están surgiendo en las capitales del país. La personalidad, el trato cercano y el saber que están impulsando un negocio local hacen que los millennials prefieran tomar su capuchino en la reformada cafetería de la esquina de su barrio antes que en los locales -siempre iguales- de las grandes superficies. De nuevo, el pequeño le gana lentamente la batalla al gran competidor.

weareknitters.es

Tanto es así que algunos negocios tradicionales con un lavado de cara y unas estrategias más, precisamente, millennials, han conseguido hacerse internacionales. María José Marín creó, con tan solo 23 años, este ecommerce que vende ovillos y kits para tejer. “Queríamos retomar esta antigua tradición y convertirla en la versión 4.0 con lanas originales, vídeo-tutoriales online y hemos conseguido convertirlo en una moda” afirma Marín. Un proyecto original que empezó como una forma de acercar este arte perdido a los más jóvenes que a día de hoy ha logrado expandirse hasta vender en España, Alemania, Francia y en Estados Unidos con una facturación que ya en 2014 superó el millón de euros. Además, a pesar de que el 2019 no fue un buen año, este solo es un ejemplo de esas marcas a las que la situación vivida en el año 2020 les vino bien. Experimentaron un pico de pedidos y se expandieron a más de 15 mercados. Actualmente, EEUU representa aproximadamente el 30 % de sus ventas, seguido de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y España: el séptimo mercado, a pesar de ser una marca creada en nuestro país.

Una generación que instagramea su vida, sí. Una generación que quiere un futuro mejor, también.

Y eso se puede ver al observar que esta generación construye negocios con una causa y no un objetivo y busca empleos en compañías que devuelvan algo a la sociedad.

Así que las empresas pueden asumir los estereotipos millennials o pueden adaptarse a lo que esta generación realmente está demandando: dar un giro a los mercados para que se adapten a sus preocupaciones y objetivos que se convertirá en el mayor grupo de consumo de las sociedades desarrolladas en tan solo ocho años y que demanda unas empresas más comprometidas con la sostenibilidad en todos sus planos: económico, social y medioambiental. 

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