Marcas de primera línea, como Gucci o Luis Vuitton, con Alessandro Michele o Virgil Abloh a la cabeza, ya han abrazado de buena gana el gusto por el streetwear, también conocido como la moda sin pretensiones. Impulsada por las redes sociales, esta tendencia en moda ha fomentado las ventas del sector del lujo convirtiendo los pantalones vaqueros, las sudaderas y las zapatillas deportivas en los nuevos imprescindibles de dicha industria.
Hace tan solo unas semanas, escribíamos en este mismo blog sobre cómo los artistas hip hop se habían convertido en los representantes estrella de las firmas de moda de alto nivel. En dicho artículo, exponíamos cómo estos músicos, durante años infravalorados por el mundo de la moda, habían pasado a ocupar una posición privilegiada dentro de esta industria al representar a un nuevo tipo de cliente, económicamente potente, más joven y de gustos más desenfadados, que exigía dejar a un lado el estilo clásico ofrecido tradicionalmente por la industria del lujo.
Y es que: ¿por qué el lujo tiene que implicar elegancia?
Según demuestran los números, la respuesta a esa pregunta, a día de hoy, es que la industria del lujo funciona mejor cuando comprar en dichas marcas no implica, necesariamente, estar adquiriendo prendas formales o diseñadas para ocasiones especiales. Según un estudio presentado en 2017 por la consultora Bain&Company, el streetwear de lujo habría impulsado el sector un 5% el año anterior, llegando a alcanzar unos beneficios de 263 billones de euros. ¿El motivo de este crecimiento?
La combinación de diseños desenfadados, adaptados a los gustos de los consumidores más jóvenes, sumado a la gran plataforma de publicidad que son las redes sociales, en especial Instagram, han convertido al streetwear en el objeto de deseo de toda una generación, la millennial, e incluso la generación Z, que antepone la originalidad a la artesanía.
De hecho, una de las peculiaridades que el sector del lujo ha tomado prestado del streetwear, al ver el éxito que generaba, tiene que ver precisamente con la pasión de las nuevas generaciones de consumidores por la exclusividad. Las colecciones ‘drop’, es decir, las colecciones de edición limitada, son el último grito en cuanto a estrategias de venta para el lujo. Hacerse con una prenda de la que solo hay un número limitado de existencias se ha convertido en una de las formas más eficientes de llamar la atención de los consumidores.
Y es que entender el desarrollo de la cultura actual y cómo ésta se transmite se posiciona como la clave a seguir para aquellas firmas que, en vista de los cambios sociales que se están desarrollando, no quieran quedarse estancadas en una política de empresa y una estética con la que los consumidores ya no se sientan identificados.
Logos, memes estampados en camisetas gráficas, colecciones de edición limitada… la sociedad cambia y la moda, incluso la que es de lujo, debe hacerlo con ella.
Dos de las mejores muetras que podemos encontrar a la hora de ejemplificar cómo las marcas de lujo pueden adoptar rasgos de streetwear para aumentar sus ventas los encontramos en Alessandro Michele y Virgil Abloh, directores creativos de Gucci y Louis Vuitton, respectivamente. Acciones como la creación de un filtro para selfie en Instagram o la invitación de Gucci a que sus seguidores hiciesen memes con las fotos de la nueva colección, son el ejemplo perfecto de cómo no solo los diseños, sino la comunicación, adaptada al nuevo target de la empresa, influye positivamente en el concepto que los clientes tienen sobre una marca.
Resulta entonces que el estilo relajado característico del streetwear es precisamente lo que las marcas de lujo necesitan para conectar con las nuevas generaciones de consumidores. Diseños menos encorsetados, comunicaciones más desenfadadas y una mayor apuesta por las tecnologías y las redes sociales son las claves para que el mercado del lujo siga creciendo de acuerdo a sus consumidores presentes y, sobre todo, futuros.
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