Como buena herramienta publicitaria, el copywriting permite abrazar nuevas tendencias del lenguaje, argot, anglicismos y deformaciones con total libertad creativa. Aunque el lenguaje inclusivo, tan en boga en nuestros días, tenga detractores cierto es que la escritura nos permite intercambiar letras por símbolos sin alterar demasiado nuestro discurso, ni los ánimos del algunxs.
Pero partamos del debate sobre el lenguaje inclusivo: ¿es realmente necesario?
El lenguaje inclusivo surge de la necesidad de visibilizar y concienciar sobre la desigualdad de género. Es una «estrategia de guerrilla social» por llamarlo de alguna manera. Los señores y menos señoras que conforman la Junta de Gobierno de la RAE no están nada de acuerdo con el uso de estos neologismos ya que según su criterio «El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto.»
Ok. Totalmente de acuerdo. Pero, como dice el dicho, por la boca muere el pez. En este tiempo de crispación y sensibilidades a flor de piel hay que medir cada palabra que se dice y, más aún, si se escribe. La explicación de la RAE sería perfecta si en lugar de decir «el uso genérico del masculino» fuera «el uso genérico del neutro». Asimismo, no existiría debate ya que todxs entenderíamos que «ciudadano» es tan neutro como «periodista».
Para cerrar el apartado polémico de este post, solo nos gustaría mencionar un dato: desde su fundación en 1713, la Real Academia Española ha tenido 31 directores y ni una sola directora. Y esto, señores, no lo pueden negar.
Volviendo a nuestra faena, que es la de escribir, pondremos la responsabilidad del uso del lenguaje inclusivo en los hombros de las marcas. ¿Tiene tu marca un tono conservador o progresista? ¿A qué tipo de público te diriges? Estas dos cuestiones son realmente importantes a la hora de decidir si utilizar el lenguaje inclusivo o no.
No obstante, desde iTrend creemos que los formatos y medios también son decisivos a la hora de construir un texto. Las redes sociales son el escenario perfecto para utilizar el lenguaje inclusivo ya que, al no estar normalizado, puede aparecer en formatos más informales y cercanos. Algunas de las fórmulas para introducir este lenguaje en la comunicación escrita son:
Sustitución de vocal por «@»
Fue la primera opción y la más arraigada a la generación digital dada su propia grafía. Encierra las vocales «a» y «o» incluyendo a los sexos femenino y masculino. Aunque hoy por hoy es una opción pasada de moda entre los jóvenes.
Sustitución de vocal por «x»
Esta opción es la que más se utiliza generalmente hoy en día. Desconocemos el origen exacto de su uso pero nos aventuramos a lanzar algunas teorías:
a) el cromosoma «x» común a cualquier sexo
b) forma parte de la palabra «sexo»
c) es la tercera letra menos utilizada del abecedario
c) marque con una «x» la casilla de su sexo
Uso de términos neutros
Quizás la fórmula más compleja, sobre todo en lenguas latinas. Pero aún así es posible construir frases en las que en lugar de hablar de hombres y mujeres se hable de personas y humanidad, o en lugar de ciudadanos utilizar habitantes.
Sin embargo, en la comunicación oral la controversia se acentúa ya que no podemos pronunciar los símbolos. Las únicas opciones que se presentan son las de incluir ambos géneros en la misma frase («señoras y señores») o el uso de términos neutros que, como ya hemos comentado, requiere de un ejercicio lingüístico bestial.
Para rizar más el rizo, nos gustaría dejaros una reflexión: ¿qué sucede con las personas no-binarias, agénero, género fluido, intergénero, etc? (En estos momentos los señores de la RAE están pidiendo una tila). Este pequeño apunte puede dar luz a la pregunta inicial ¿es necesario un lenguaje inclusivo? Simplemente, creemos firmemente en que hay que trabajar en ello. ¿Empezamos?
Un vocabulario antirracista
Gracias al movimiento ‘Black lives matter’ se ha reabierto el debate racial a nivel global. Las empresas empiezan a tener en cuenta la diversidad. Se está abogando por la promoción de los negocios propiedad de personas de color, dar voz a la denuncia de las minorías, eliminar cualquier imagen o eslogan ofensivo de productos, así como utilizar un lenguaje inclusivo y no dañino.
En belleza, la firma francesa L’Oréal anunciaba su decisión de «eliminar las palabras ‘blanco/blanqueamiento’ o ‘claro’, de todos sus productos destinados a unificar la piel» en algunos países. No ha sido la única. Los grupos Johnson and Johnson o Unilever, entre otros, se han decantado por tomar el mismo camino además de eliminar productos que vayan contra la condición natural de una raza, como pueden ser las cremas destinadas a aclarar el tono de piel.
Esta iniciativa pretende sentar las bases para eliminar los estereotipos o prejuicios raciales, en pos de la equidad. Algo tan sencillo como el uso del lenguaje no es un hecho insignificante. El respeto está en las palabras.