¿Te has plantado alguna vez ante la pantalla con el objetivo de escribir un artículo y te has quedado un buen rato sin saber por dónde empezar? La escritura no es fácil. Las ideas vienen y van. No consigues expresar lo que tienes en la cabeza. Estructurar la información es un lío. Y cuando parece que todo va bien y consigues terminar tu cometido, se te ocurre añadir algo. Otro desastre. Al finalizar de una vez por todas, lo lees y dices ¿qué?. Pues eso, escribir un buen post es algo de lo más complicado. Pero, como ya tenemos un poco de experiencia en ello, te enseñamos los trucos teóricos (y otros adquiridos por la experiencia) para conseguir captar la atención.

¿Por dónde empezamos? A sí, el titular. Lo primerísimo de todo y el gancho que hará que los usuarios decidan leer tu artículo. Lo más importante y lo que más cuesta. Es como decidir que título le pondrías a tu biografía: un asunto personal. A efectos prácticos, se basa en informar de forma breve lo que encontraremos en el post. Debe ser sencillo, con verbos simples y que responda como mínimo a la pregunta ¿qué? una de las 6 w’s del periodismo.

Tiene que tener algo llamativo, un dato que te haga querer saber más, que te genere curiosidad. Por eso es importante jugar con las palabras y no desvelar del todo la información que pretendemos dar. Por último, hay que tener muy en cuenta las palabras claves, no solo por el SEO (que también) sino porque llamará más la atención de las personas que se relacionen con el.

Si añades subtitulo, por teoría debe responder a las otras preguntas clave del periodismo que no fueron contestadas en el titular, pero no es totalmente necesario. En lo relativo a la entradilla, aquí si haz un resumen (sin aportar muchos datos). O, si lo prefieres…una de las técnicas más usadas por escritores y que mejor resultado dan es contar una anécdota. Tener una percha que sea llamativa por lo inusual, que provoque empatía y que te sirva para seguir escribiendo a lo largo del artículo, De ese modo lo haces más personal, ágil y cuesta mucho menos redactar.

El cuerpo. Debe tener una estructura y por todos es sabido que la piramidal (invertida) es la más utilizada y la que mejor funciona. Es decir, la información debe ir de más a menos. El groso, los primeros párrafos, deben contener todo lo necesario para comprender el post. Los últimos extractos deben añadir información superficial o anexa, que no es clave. Pero cada maestrillo tiene su librillo y esto después no funciona así. Lo importante es seguir manteniendo la expectación durante toda la lectura para animar al usuario a terminar el artículo. Por eso, una intrahistoria es importante (como el truco de la anécdota que hemos mencionado anteriormente). Ningún párrafo puede estar vacío de información. Eso que quede claro.

Imágenes, importantes. El material visual, ya sea en vídeo o en foto, agiliza mucho la lectura, aligera el texto (lo hace menos denso) y te informa de otra manera. Porque ya se sabe, una imagen vale más que mil palabras y más si intentas explicar algo que sea complicado de entender leyéndolo.

Para terminar, los truquis finales. Los que de verdad te ayudarán a escribir correctamente y que te hagan tener éxito.

  • Si no hay más que escribir, no escribas más. Un texto largo ya nadie lo lee. Y menos si no cuenta nada. Esa meta de mientras más mejor, no. ¿Para qué? Aburrido e incomprensible.
  • Documentación. Fundamental. Escribir sin tener una idea profunda de lo que vas a hablar termina mal. Falta información, no se entienden las ideas…Uno debe hacer una investigación y adquirir todos lo puntos de vista y todas la novedades obre la temática antes de ponerse.
  • No embrollarse ni emperifollarse. Un error de los que saben mucho de un tema. Quieres decir tanto, todo te parece importante, usas un vocabulario muy especializado. ¿El resultado? Un texto presuntuoso, muy complicado y soporífero.
  • Frases cortas, verbos simples, muchos puntos y nada de -mentes o gerundios/participios a no ser que sea totalmente necesario.
  • Personaliza (deja tu seña de identidad).
  • Empatiza. Pregúntate qué querrías leer tu y qué le gustaría encontrar a tu público,
  • Aligera con puntos. Como en este artículo (aunque ponerlos al final no sirve de mucho…). La información quedará más clara, se recordará mejor y hará la lectura más llevadera.
  • Relee  cuando termines de escribir. Y si hace falta, deja reposar y texto y a las horas o los días, lo vuelves a leer. El resultado será mucho mejor y ayuda  a la corrección.

Y esto ha sido todo. Ya ves que después la teoría no se lleva siempre a la práctica y que cada uno nos saltamos las reglas como queremos. Encuentra la fórmula que te funcione a ti, que te haga sentirte cómoda y que te permita desarrollar tu creatividad y sello personal.

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