El español es una lengua muy, pero que muy rica. No nos faltan cantidad de sinónimos para casi todas las palabras, ni expresiones que hacen que los estudiantes del idioma se vuelvan locos intentando descifrarlas. Y por supuesto tampoco faltan recursos, tanto en el contenido de nuestro discurso como en la forma. Precisamente, en este artículo vamos a hablar de uno de esos recursos de la forma: la letra cursiva. En concreto, vamos a referirnos al uso que debe hacerse de ella cuando nuestro tan prolífico idioma se ve forzado a emplear términos que no le son propios, o conceptos de nueva formación. Si quieres desenmarañar un poco la madeja que puede resultar la cursiva en neologismos y extranjerismos, ¡sigue leyendo!
El porqué de la letra cursiva
En general, todos conocemos la letra itálica, comúnmente llamada «cursiva» y raramente referida como «bastardilla», «aldina» o incluso «agrifada». Sí, es esa tipografía en la que los trazos parecen mecidos por un viento ligero que sopla desde la izquierda, inclinando las letras un poco hacia la derecha. Así pues, la cursiva data de los orígenes de la escritura y no es más que la manera natural que tenían un gran número de personas (diestras) de escribir en una postura tal, que el resultado era que las letras se tumbasen de lado.
Sin embargo, cuando mucho después se inventó la imprenta, fue en Italia donde se crearon los primeros moldes con itálicas. De hecho, de ahí que se denominen así. De este modo, en algún punto se comenzaron a imprimir libros en cursiva porque se dieron cuenta de que se podía aprovechar mejor el espacio en las páginas, y de ahí surgieron los libros de bolsillo.
Uso original: letra cursiva en neologismos y extranjerismos
Antes que nada, tengamos en cuenta que la itálica, junto con las comillas, es uno de los procedimientos básicos que sirven para señalar que una término puede ser ajeno al lector. Según la Fundéu, en cualquier caso de palabra nueva o voz extranjera se debe usar la itálica para indicar que este término no es propio del español. Así como también deberíamos poner en cursiva las palabras con un significado especial o que forman parte de un metalenguaje, una jerga o un argot determinados.
Además, la fundación también aclara que siempre que se pueda se debe apostar por el léxico español y no por sus hermanos extranjeros. Esto es comprensible, porque debemos proteger nuestro idioma del empobrecimiento en esta época de culturas y entidades titánicas llamada globalización. Y con esto de paso fomentar ciertas palabras que pueden haber caído en desuso y volver a darles relevancia.
Sin embargo, en este mundo hiperconectado e hiperdigital a veces se hace difícil, si no imposible, apostar por vocablo específico propio cuando hay una palabra foránea que entendemos todos y que nos va a hacer ganar posiciones en los motores de búsqueda o plataformas sociales.
Entonces, ¿es real y estrictamente necesario el uso de la cursiva en neologismos y demás?
La respuesta es abierta. ¿Quieres seguir las normas ortográficas al pie de la letra? Tendrás que adherirte entonces a la regla de conservarla. ¿Opinas que el mundo del ecommerce, la comunicación e Internet pueden permitirse ciertas licencias? En ese caso, en neologismos, anglicismos, galicismos, etc. bien consolidados tal vez convenga obviarla. En concreto, en el caso del sector moda palabras como outfit, fast fashion, o look ya son archiconocidas por todo aquel que esté dentro de esta industria.
Así pues, podría eliminarse la cursiva en palabras no propias del español teniendo en cuenta:
- Nuestra audiencia: quién es, qué sabe, qué lee, cuánto se informa, qué presencia tiene en las RRSS, etc.
- Nuestro tono de marca: ¿es una firma en sintonía con el uso de estos términos? ¿Los empleamos a menudo o tenemos un carácter más clásico?
- La ausencia de otro término exacto que esté tan extendido en nuestra propia lengua. Por ejemplo, si podemos emplear «estético», ¿para qué vamos a usar «aesthetic»? Si ambas palabras están en igualdad de condiciones, opta por el léxico castellano. Otra cosa es que quieras usar conceptos como «New In» porque se ajusta más a tu marca. De hecho, las hay que desean emplear esta voz extranjera porque así está en su ADN, en lugar de emplear «novedades».
Como habrás observado, el tema es de todo menos claro y tajante. Y como las normas son las que son, si se quiere innovar, hágase a gusto del consumidor. Por supuesto, en iTrend estamos deseando saber tu opinión: ¿defiendes la cursiva hasta la muerte o crees que se puede obviar en algunos casos?
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