color rosa y estereotipos

Así ha cambiado el significado del color rosa y del azul

Los colores no siempre significaron lo mismo. Es más, los colores no tienen las mismas connotaciones dependiendo de en qué lugar del planeta nos encontremos. Pero todavía hoy sirven para diferenciar grupos, ideologías y, como no, hacer distinciones de género.

El rosa para chicas y el azul para chicos” seguramente hayas escuchado esta afirmación a lo largo de tu vida, o quizá hayas podido pensarla en algún momento. No es raro encontrarnos con este patrón a lo largo de nuestra vida, y más en cuanto a moda se refiere. Los colores representan una parte muy importante de la comunicación en muchos sentidos, gracias a estos podemos transmitir estados de ánimo y mostrar cómo queremos que nos perciban los demás.

 

¿Es el rosa un color para chicas?

Lo cierto es que, según los estudios, los hombres y las mujeres suelen despreciar el color rosa porque lo consideran un color infantil. Si nos remontamos al siglo XIII, en las representaciones del Niño Jesús solo lo encontraremos vestido de color rosa, e incluso más adelante el rosa será percibido como un color puramente masculino. Esta convención se debe a que los uniformes militares presentaban gran abundancia del color rojo, concepto que, llevado al mundo infantil masculino, se transforma en color rosa o “pequeño rojo”. 

 

Durante siglos, al rosa se le consideró un color agresivo y activo, atribuyéndolo al género masculino, mientras que el azul tenía connotaciones de calma y delicadeza y se asociaba al género femenino.

 

Sin embargo, no será hasta 1920 cuando, tras la Primera Guerra Mundial, el rojo desaparece de los uniformes militares y la llamada moda reformista toma el relevo para darle un giro a los cánones establecidos hasta el momento. Con la desaparición del corsé, el pantalón y el rosa pasan a tener un hueco dentro del armario femenino.

Actualmente, no existe una gran diferenciación en cuanto a prendas de niño y niña, pero de manera cultural se sigue asociando el color rosa a ellas y el color azul a ellos. ¿Sabías que según un estudio realizado por el Departamento de Consumo de Nueva York en 2015, los productos rosas creados para mujeres son un 7% más caros? Es el conocido como “Pink Tax” (impuesto rosa). Aunque se realice de forma inconsciente, muchas marcas siguen haciendo uso de este color porque resulta una manera sencilla de segmentar sus productos.

Recientemente, el Ministerio de Igualdad lanzó un estudio sobre los estereotipos que se siguen lanzando en las campañas de navidad y juguetes infantiles, señalando un claro marketing de género. En dicho estudio se señala que existe una «diferenciación y opresión del color rosa sobre las niñas». No es tanto un problema del propio color sino la falta de diversidad de otros colores en los productos dirigidos a las niñas (como si hubiera que hacer tal distinción). Mientras que los juguetes considerados masculinos adoptan una gama cromática que va desde el azul, por supuesto, pasando por el verde hasta el rojo, los juguetes considerados femeninos se limitan al rosa y a sus primos hermanos malva, fucsia o lila.

¿Qué tienen de malo estos colores? Absolutamente nada, pero se utilizan para segmentar, sinónimo de dividir y separar, y de ahí viene el problema. Y en la misma línea que estos juguetes segmentados por el monocromo rosa y el grupo «todos menos el rosa» se presentan todavía muchas colecciones de ropa infantil.

No es necesario volver a darle la vuelta a las tornas como en 1920, pero sí destacar que los colores son universales y que, a pesar de la cultura, tiempo y sociedad, debemos hacer uso de ellos de manera libre e igualitaria para todos. Hoy por hoy, nadie le pregunta a una mujer “por quién va de luto” cuando viste de negro, ¿verdad?

 

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